Entre los tés verdes japoneses, pocos tienen el reconocimiento y la estima que rodea al Gyokuro. No se trata solo de un té de alta calidad, sino de un producto que refleja el saber hacer, la paciencia y la precisión que caracterizan al mejor té japonés.
Descubrir el té verde Gyokuro es adentrarse en una de las expresiones más cuidadas y refinadas de la cultura del té en Japón. Desde sus métodos de cultivo bajo sombra hasta sus variedades más valoradas, cada aspecto de este té lo convierte en una referencia imprescindible para quien busca calidad, tradición y un perfil de sabor verdaderamente excepcional.
En este artículo te contamos por qué este té no puede faltar en un catálogo especializado.
¿Qué es el Té Gyokuro?
El Gyokuro, traducido como “rocío de jade”, es un té verde japonés de alta gama, valorado por su perfil sensorial único y su meticuloso método de producción.
Se elabora con hojas de la primera cosecha del año, seleccionadas por su frescura y riqueza en compuestos aromáticos; son cultivadas bajo sombra durante varias semanas para modificar su composición química y potenciar su sabor.
Esta técnica especial de sombreado, junto con el uso de cultivares como Saemidori, Asahi u Okumidori, da como resultado un té de color verde intenso, sabor profundo y textura suave, con notas dulces, marinas y un umami muy marcado.
El té Gyokuro se considera uno de los tés más complejos y valorados de Japón, no solo por su sabor, sino también por la tradición y el conocimiento que exige su cultivo y elaboración.
Origen e historia del Gyokuro
El Gyokuro tiene su origen en la primera mitad del siglo XIX.
Fue alrededor de 1835 cuando Yamamoto Kahei VI, un comerciante de té de la firma Yamamotoyama, observó un fenómeno curioso: al cubrir temporalmente los arbustos de té para protegerlos del frío de la primavera, las hojas adquirían un sabor notablemente más suave y dulce.
Este hallazgo fortuito marcó el inicio de una transformación técnica y cultural. La práctica de cultivar el té bajo sombra fue perfeccionada y sistematizada en la región de Uji (Kioto), donde ya se cultivaban tés de alta calidad.
Así nació el té Gyokuro como lo conocemos hoy: un té de sombreado prolongado (entre 20 y 30 días antes de la cosecha) que concentra aminoácidos como la L-teanina, reduce la astringencia y potencia un perfil umami inconfundible.
A lo largo de los siglos XIX y XX, el Gyokuro fue adoptado por productores de otras regiones, como Yame (Fukuoka) y Asahina (Shizuoka), donde las condiciones climáticas y la profesionalidad local elevaron aún más su prestigio.
Hoy, el Gyokuro no solo representa una categoría premium dentro del té verde japonés, sino que también refleja la evolución de una tradición que ha sabido combinar técnica, innovación y respeto por el terroir.
Características únicas del té verde Gyokuro japonés
El Gyokuro se distingue de otros tés verdes japoneses no solo por su precio o prestigio, sino por una serie de características técnicas y sensoriales que lo hacen verdaderamente único.
Su cultivo bajo sombra, su complejidad gustativa y su meticuloso proceso de elaboración lo convierten en un producto de referencia dentro del té de alta gama.

El sombreado: técnica y efectos sobre la planta
Una de las particularidades más significativas del Gyokuro es su cultivo bajo sombra, una técnica que transforma profundamente la composición química de la hoja.
Esta reducción de la fotosíntesis provoca un aumento en los niveles de L-teanina, un aminoácido responsable de la suavidad y el sabor umami, así como una mayor concentración de clorofila, que intensifica el color verde de las hojas.
Al mismo tiempo, disminuye la producción de catequinas, los compuestos que generan amargor y astringencia. El resultado es un té muy equilibrado, dulce y suave.
Perfil sensorial: umami, dulzor y suavidad
Desde la primera taza, el Gyokuro destaca por su color verde intenso con reflejos brillantes. Su aroma es vegetal y fresco, con notas marinas suaves, típicas de los tés cultivados bajo sombra.
En boca, tiene una textura sedosa y cremosa, con un perfil de sabor claro: comienza con un toque dulce, evoluciona hacia un umami marcado y deja un retrogusto largo y limpio. Esa combinación de sabor y sensación lo convierte en un té ideal para quienes buscan una experiencia de degustación cuidada y diferente.
Proceso de elaboración y vaporización japonesa
El té verde Gyokuro se elabora mediante el método tradicional japonés de fijado al vapor (musumushi), que detiene la oxidación enzimática inmediatamente después de la cosecha.
A diferencia de otros tés verdes procesados con calor seco, el vapor permite preservar los compuestos volátiles y antioxidantes, respetando la frescura y el perfil natural de la hoja.
Tras la vaporización, las hojas se enrollan cuidadosamente en forma de agujas finas y rectas, una característica distintiva del Gyokuro bien elaborado.

El secado final se realiza lentamente para mantener su baja humedad y asegurar una conservación óptima del aroma y sabor. Este proceso artesanal exige precisión y experiencia, factores que justifican su exclusividad y precio.
Zonas de cultivo de Gyokuro y regiones productoras
El Gyokuro se cultiva en distintas regiones de Japón, pero no todas ofrecen el mismo perfil sensorial. El clima, el suelo, la altitud y las técnicas tradicionales de cada zona influyen directamente en las características del té.
A continuación exploramos las principales regiones productoras, cada una con su propio sello distintivo.
Gyokuro de Yame (Prefectura de Fukuoka)
Su té es conocido por tener un perfil profundo, dulce y bien estructurado, gracias a un microclima ideal y suelos ricos. El Gyokuro de Yame suele presentar un umami pronunciado y un aroma envolvente, lo que lo convierte en una de las opciones más valoradas tanto en concursos como en el mercado gourmet.
Gyokuro de Uji (Prefectura de Kyoto)
Considerada la cuna del té japonés, Uji tiene una tradición centenaria en el cultivo de té sombreado. El Gyokuro de esta región se caracteriza por su elegancia, equilibrio y sofisticación, con notas suaves y complejas que lo hacen ideal para los amantes del té tradicional japonés.
Uji también es reconocida por conservar métodos artesanales en la producción de Gyokuro, lo que añade valor histórico y cultural al producto final.
Gyokuro de Mie y otras regiones emergentes
Mie es una región en crecimiento dentro del mundo del Gyokuro. Aunque menos tradicional que Uji o Yame, ha ganado reconocimiento en los últimos años gracias a su capacidad de innovación en técnicas de cultivo y procesamiento.
Aquí se producen Gyokuros con perfiles más variados, lo que la convierte en una zona interesante para quienes buscan sabores nuevos o ediciones limitadas.
Otras regiones como Okabe (Shizuoka) también han empezado a destacar, ofreciendo Gyokuro con sabores robustos y bien equilibrados, beneficiados por suelos volcánicos ricos en nutrientes.

* Imagen de los tres tés Gyokuro disponibles en nuestra tienda online B2B: Gyokuro Kusanagi BIO, Kukicha Kaede BIO, Gyokuro Mikoto BIO.
Variedades de té Gyokuro
La categoría “Gyokuro” no es un estándar único, sino que cuenta con variedad de matices que dependen tanto del método de cultivo como del cultivar o varietal de la planta de té utilizado.
Cada variedad aporta características distintas en aroma, textura, intensidad umami y equilibrio, lo que permite a profesionales del té diversificar su oferta y proponer experiencias más personalizadas.
A continuación, presentamos algunas de las variedades más representativas del Gyokuro japonés.
Gyokuro Asahi
El cultivar Asahi es una de las opciones más exclusivas y tradicionales dentro del mundo del Gyokuro. Originario de la región de Uji (Kyoto), es especialmente valorado por su aroma dulce, cuerpo denso y una notable complejidad en boca.
Su perfil profundo y duradero lo convierte en un té ideal para ceremonias, catas profesionales o cartas de té premium. Al infusionarse correctamente, crea una infusión de textura cremosa con un retrogusto prolongado y elegante.
Gyokuro Saemidori
Saemidori es uno de los cultivares más populares y apreciados por su sabor suave, color verde brillante y perfil extremadamente dulce. Es un cruce entre los cultivares Yabukita y Asatsuyu, y se produce principalmente en regiones como Kagoshima y Fukuoka.
El Gyokuro elaborado con Saemidori destaca por su fácil bebibilidad y equilibrio, lo que lo hace atractivo tanto para consumidores experimentados como para quienes se inician en el mundo del té de alta gama.

Kuradashi Gyokuro
El Kuradashi Gyokuro es una categoría especial que implica el envejecimiento del té bajo condiciones controladas durante varios meses o incluso años.
Esta técnica tradicional, que requiere baja humedad, oscuridad y temperaturas estables, potencia las notas umami, suaviza la textura y reduce aún más cualquier astringencia. El resultado es un té excepcionalmente maduro y sofisticado, ideal para paladares que buscan algo fuera de lo común.
Okumidori, Yamakai y otros cultivares
Okumidori
Cultivar que ofrece un equilibrio entre frescura vegetal y dulzor suave. Muy estable en la taza, con buena resistencia a múltiples infusiones, lo que lo hace adecuado para uso profesional.
Yamakai
Menos común pero muy apreciado por su perfil floral y delicado, aporta un enfoque diferente dentro del espectro del Gyokuro tradicional.
Other Cultivars
Otros cultivares como Gokou o Tsuyuhikari también se emplean ocasionalmente en la elaboración de Gyokuro, ofreciendo perfiles más aromáticos o con notas frutales, ideales para diferenciarse en una carta o en un surtido de alta gama.
Cultura y tradiciones alrededor del Gyokuro
El Gyokuro no es solo un té excepcional por su sabor y método de cultivo, sino también por el papel que desempeña en la cultura japonesa del té.
Su preparación y consumo están ligados a una serie de rituales, utensilios y costumbres que realzan su carácter exclusivo y ceremonioso. Comprender estas prácticas enriquece la experiencia y permite transmitir al cliente final el valor simbólico de este té único.
El arte de la preparación: kyūsu, hōhin y koburi
La preparación del Gyokuro exige precisión y respeto por sus particularidades. Para ello, se emplean utensilios específicos como:
- Hōhin: Pequeña tetera sin asa, ideal para tés delicados como el Gyokuro.
- Koburi: Variante del hōhin aún más compacta, usada en preparaciones muy refinadas.
- Kyūsu: Tetera tradicional japonesa, en ocasiones también usada para Gyokuro, especialmente en contextos más informales.
Estos utensilios permiten controlar mejor la temperatura del agua y dosificar adecuadamente la infusión, dos factores clave para obtener el máximo potencial sensorial del té.

Senchadō y métodos de infusión tradicionales
A diferencia de otros tés verdes, el Gyokuro se prepara con agua a baja temperatura (entre 40 °C y 60 °C) y una alta concentración de hojas por mililitro de agua. Esta técnica, heredada del Senchadō (el «camino del sencha»), permite extraer con lentitud los aminoácidos y compuestos umami, evitando la astringencia.
Costumbres japonesas y su simbolismo en el Gyokuro
Aunque el Gyokuro no forma parte de la ceremonia formal del té (chanoyu), sí ocupa un lugar especial en contextos privados y de alta hospitalidad.
Servir Gyokuro a un invitado es una muestra de respeto y aprecio. Su preparación lenta y detallada invita a la contemplación, al diálogo pausado y a la apreciación consciente.
El valor estratégico del Gyokuro para profesionales del té
El Gyokuro no es simplemente otro té verde japonés. Su historia, método de cultivo, perfil sensorial y arraigo cultural lo posicionan como uno de los productos más refinados dentro del universo del té.
Esta singularidad lo convierte en una apuesta inteligente para cualquier negocio especializado que busca diferenciarse con una oferta auténtica, cuidada y con alto valor añadido.
En un mercado donde los consumidores valoran cada vez más la trazabilidad, la calidad y la experiencia, el Gyokuro destaca por reunirlo todo: excelencia artesanal, beneficios gracias a su alto contenido en L-teanina y un proceso de elaboración que refleja paciencia, tradición e innovación.
En definitiva, el Gyokuro es una puerta de entrada al Japón más sofisticado y sensorial. Incluir variedades como Saemidori, Asahi o Kuradashi Gyokuro es ofrecer a tus clientes una experiencia memorable, alineada con las tendencias de consumo consciente y de alto valor.