El té negro, originario de China, es una de las variedades de té más consumidas en todo el mundo. Para comprender su carácter distintivo y sabor intenso, astringente y robusto, es esencial conocer todas las fases de su proceso de elaboración.
Como profesional de la industria del té, conocer de primera mano cómo se elabora el té negro te ayudará a comprender mejor su calidad y sus características únicas. Por ello te invitamos a que descubras su fascinante proceso de producción, desde la cosecha de las hojas hasta su transformación en esta exquisita bebida.
Origen y cultivo
El proceso de elaboración del té negro comienza en las plantaciones de té, donde se cultivan cuidadosamente las hojas de Camellia sinensis, la planta del té. Estas plantaciones se encuentran en diversas regiones del mundo, desde las laderas de las montañas de China e India hasta las colinas de Sri Lanka y África.
Las hojas de té se recolectan a mano o mediante maquinaria especializada. La calidad del té negro está intrínsecamente ligada al momento de la cosecha y la habilidad del recolector para seleccionar las hojas más adecuadas.
Etapas de la producción del té negro
El proceso de fabricación del té negro requiere de instalaciones amplias y multifuncionales, debido a la variedad de salas necesarias para cada una de sus etapas.
Una vez que se recibe la cosecha de la planta del té y antes de iniciar el proceso de producción del té negro, un experto se encarga de inspeccionar minuciosamente la cosecha para afirmar y garantizar su calidad, asegurándose de que cumpla con los estándares requeridos.
Marchitado
El proceso de elaboración del té negro comienza con el marchitado de las hojas recién cosechadas, un paso que consiste en la eliminación del agua de la hoja. Para esto, se colocan extendidas en una superficie, donde se exponen al aire o se aplica calor suave para eliminar esta humedad superficial.
Además, en esta etapa se desencadenan una serie de reacciones bioquímicas que influirán en el sabor y aroma finales del té negro, ya que las proteínas comienzan a convertirse en aminoácidos. Esto convierte el marchitado en un paso clave y determinante ya que marcará el sabor y aroma final del té.
Enrollado
Una vez marchitas las hojas pasan a esta segunda fase de enrollado, en la cual se someten a un proceso de torsión, que tiene como objetivo romper las células de la hoja y liberar los jugos esenciales que darán sabor al té.
Este proceso puede llevarse a cabo mediante diferentes técnicas y métodos, resultando los más comunes los métodos de enrollado ortodoxo y CTC (Crush, Tear, Curl: Aplastar, Secar, Retorcer).
Método de enrollado ortodoxo
Una técnica tradicional de enrollado lento, que puede ser realizado manualmente o con ayuda de maquinaria especializada, como tableros de laminación cilíndricos o rotorvanes.
Este método permite obtener una mezcla de hojas enteras y rotas, que luego son clasificadas y ordenadas según su tamaño y calidad. Aunque requiere mayor atención que otros métodos y gran habilidad por parte de los trabajadores, el método ortodoxo es valorado por su capacidad para preservar la integridad de las hojas y producir tés de alta calidad con perfiles de sabor distintivos.
Método de enrollado CTC
Esta técnica del proceso de té negro, en cambio, emplea rodillos con dientes afilados que giran en direcciones contrarias para triturar el té en partículas más pequeñas y regulares.
El origen del método CTC se remonta a la década de 1930 y fue creado por William McKercher, impulsado por la demanda creciente de bolsas de té y la necesidad de aumentar la eficiencia en la producción.
Aunque esta técnica es critidada por considerarse una desviación de las prácticas tradicionales, su popularidad ha crecido, especialmente en regiones donde se prefieren las infusiones fuertes y de color intenso, como en la India y Pakistán, donde el té se consume comúnmente con leche.
Oxidation
La oxidación en el proceso del té negro es una etapa crucial ya que marca el carácter del té.
Durante este proceso, las enzimas presentes en las hojas reaccionan con los polifenoles en presencia de oxígeno, generando compuestos que definen el color y sabor del té.
En esta fase, la hoja sufre una visible transformación ya que pasa de tener un tono verde a un tono cobrizo e incluso marrón. Esto se debe al cambio bioquímico en la hoja, convirtiendo los polifenoles en teaflavinas (TF), que contribuyen al brillo, y tearrubiginas (TR), que aportan fuerza y color al té final.
El fabricante de té debe ser hábil para mantener un equilibrio entre TF y TR, adaptándose a las preferencias del mercado. Si su mercado potencial prefiere tés negros más ligeros, llevará a cabo un proceso de oxidación más corto; por el contrario, si sus clientes prefieren un té con más cuerpo, más intenso, llevará a cabo una oxidación más prolongada.
La temperatura y humedad ambiental también influyen en el proceso de oxidación, lo que exige que el fabricante esté atento y ajuste en consecuencia. Una vez que se alcanza el punto óptimo de oxidación, es crucial detener el proceso y estabilizar el té para preservar su calidad y características deseadas.
Secado
Una vez que las hojas han alcanzado el nivel óptimo de oxidación, se someten al proceso de secado para detener las reacciones enzimáticas de la hoja y reducir la humedad.
La etapa de secado en la producción del té negro es esencial para garantizar la calidad del producto final. Se debe realizar a temperaturas controladas (en un rango de 80 a 130 °C), asegurando que las hojas alcancen su estado óptimo de sequedad sin sufrir daños, para preservar el sabor y aroma del té.
Un secado cuidadoso y controlado es esencial para evitar sabores amargos y para mantener la integridad de las hojas de té.
Clasificación
La clasificación en el proceso del té negro y su elaboración, es llevada a cabo por expertos que minuciosamente separan las hojas según su tamaño, forma y calidad. De esta forma aseguran que la producción sea lo más uniforme posible y cumplir con los estándares de calidad.
Las hojas se clasifican en diferentes categorías, que van desde hojas enteras hasta fragmentos más pequeños, determinando así el grado y la calidad del té. Además, esta etapa también puede incluir la eliminación de impurezas o materiales no deseados que puedan haber quedado en las hojas durante el proceso de producción.
Envasado
Finalmente, el té clasificado se empaqueta en envases diseñados para mantener su frescura y sabor. Ya sea en cajas o bolsas selladas al vacío, el envasado de té negro garantiza que llegue a los distribuidores en condiciones óptimas.
En resumen, la producción de este tipo de té es un proceso complejo que combina la artesanía ancestral con la innovación para producir una de las bebidas más apreciadas en todo el mundo. Cada fase del proceso, desde el marchitamiento hasta el empaquetado, es esencial para garantizar la calidad y el sabor excepcional del té negro.
Conclusión
El proceso de elaboración del té negro es un viaje fascinante que combina la tradición con la ciencia, la destreza con la paciencia. Desde las hojas tiernas en la plantación hasta la taza humeante en manos de tus clientes, cada fase contribuye a la creación de una experiencia única. El té negro no es solo una bebida; es un testimonio de la maestría humana y la riqueza de la naturaleza, destilada en una taza que trasciende el tiempo y las fronteras.