El té blanco se caracteriza por tratarse de una variedad de té de alta calidad que se distingue por su sabor suave y delicado.
¿Cómo se obtiene el té blanco? A diferencia de otras variedades conlleva un proceso relativamente simple, salvo por su meticulosa recolección, por lo que alcanzar los estándares de calidad requeridos es un desafío en sí mismo.
Tiene sus raíces en la provincia de Fujian, China, cuya región ha sido marcada por la historia en la producción de té, convirtiéndose durante siglos el epicentro de la elaboración de té blanco.
La tradición de cosechar los brotes más jóvenes y tiernos de la planta de té Da Bai (cultivar al que se asocia principalmente el té blanco y conocida por la abundancia de pequeños pelos) se ha transmitido de generación en generación.
La elaboración de té blanco implica una cuidadosa selección y manipulación de las hojas de té, así como un control preciso. En este artículo explicaremos en detalle las etapas para la creación del té blanco y descubriremos los desafíos y las técnicas utilizadas para garantizar su calidad excepcional.
Primera fase: meticulosa recolecta y selección de hojas de té
El primer paso en la creación del té blanco es la cuidadosa obtención de la cosecha y recolecta de las hojas de té. Es crucial considerar una serie de requisitos durante esta fase para garantizar que las hojas seleccionadas sean de la más alta calidad.
A continuación, detallamos estos requisitos clave de esta etapa:
Selección de las hojas más jóvenes y tiernas
Se priorizan los brotes más jóvenes y las primeras hojas de la planta de té conocidas como «agujas de plata«.
Cosecha manual
A diferencia de otros tipos de té que pueden ser cosechados utilizando maquinaria, el té blanco se recolecta manualmente, lo cual también se verá reflejado en sus precios. Los recolectores expertos seleccionan a mano las hojas más adecuadas para la producción de té blanco.
Época de cosecha ideal en primavera
La época de cosecha del té blanco varía según la región, pero generalmente tiene lugar durante la primavera, cuando las hojas son más tiernas y contienen altos niveles de compuestos aromáticos. Durante esta temporada, las condiciones climáticas suelen ser ideales, con temperaturas moderadas y poca humedad, lo que contribuye a la calidad del té.
Condiciones climáticas soleadas
Se prefiere la cosecha en días soleados y secos, ya que la humedad excesiva puede afectar negativamente la calidad de las hojas y promover el desarrollo de moho.
Técnica de recolección sin daños
Los recolectores de té utilizan técnicas específicas para cosechar las hojas con el menor daño posible. Esto puede incluir el uso de tijeras especiales o simplemente el pellizco delicado de las hojas con los dedos para evitar daños innecesarios a la planta.
Segunda fase: Marchitado solar de las hojas
Tras la cosecha, las hojas se someten al proceso del marchitamiento solar.
Durante el marchitado solar, que generalmente ocurre en primavera y otoño, las hojas recién cosechadas se colocan en esteras de bambú en un área seca y se exponen al sol directo. Este proceso se lleva a cabo en momentos de menor intensidad solar para evitar dañar la delicada estructura de las hojas. Así, las hojas se secan parcialmente y comienzan a perder parte de su humedad natural.
La duración del proceso varía según las condiciones climáticas y el tipo de té blanco que se está produciendo, pero generalmente puede durar desde unas pocas horas hasta un día completo.
Durante este tiempo, las hojas experimentan una oxidación mínima. Además, se desarrollan aromas delicados y naturales a medida que pierden humedad y se liberan los compuestos volátiles presentes en ellas.
Controlar la humedad es crucial para evitar que las hojas se sequen en exceso o se vuelvan quebradizas. En resumen, el marchitado solar es un paso que sienta las bases para su carácter distintivo y la calidad excepcional del té blanco.
Tercera fase: Marchitado en interiores
En la mayoría de las fábricas productoras de té blanco, después del marchitado solar, las hojas se trasladan al proceso de marchitado en interiores, donde se completa la etapa de eliminación de humedad.
Este paso se lleva a cabo en un ambiente controlado, diseñado específicamente para mantener condiciones óptimas de temperatura y humedad, para que las hojas se marchiten de manera gradual, preservando su sabor y aroma.
Las hojas se colocan de nuevo en esteras dentro de una sala preparada, donde se utilizan ventiladores para promover la circulación del aire. Este flujo de aire ayuda a acelerar la evaporación de la humedad de las hojas y contribuye a un marchitado uniforme.
Este proceso puede tomar varias horas, e incluso días, dependiendo de factores como la humedad inicial de las hojas y las preferencias del productor en cuanto al perfil de sabor deseado para el té blanco.
Cuarta fase: secado de las hojas de té
El proceso de secado en la producción del té blanco tiene como fin reducir la humedad de la hoja y detener por completo la oxidación de la misma.
Para ello, se combinan en las diferentes fábricas de elaboración métodos tradicionales con técnicas modernas, siempre buscando mantener la integridad de la hoja en perfectas condiciones sin que esta se rompa y perjudique el precio final del té.
El método más tradicional de secado es a través de carbón, en el que las hojas se exponen al calor del carbón adquiriendo un aroma característico. Esta técnica ha perdurado Por otro lado, la tecnología moderna ha introducido nuevos métodos de secado que optimizan el proceso y garantiza resultados consistentes. Este es el caso de las máquinas secadoras eléctricas, innovaciones utilizadas en la producción contemporánea de té blanco. Estos dispositivos permiten un control preciso de la temperatura y la humedad, asegurando una evaporación uniforme y calidad óptima del té.
Ambos enfoques, el tradicional y el moderno, tienen como objetivo final alcanzar un nivel de humedad específico en las hojas de té, generalmente alrededor del 5%-6% de humedad, que es ideal para el almacenamiento a largo plazo. Este meticuloso proceso de secado no solo preserva la frescura y la integridad de las hojas, sino que también realza su sabor y aroma característicos.
Quinta fase: clasificación del té blanco
Una vez que las hojas han pasado por el proceso de secado, estarán listas para su consumo, por lo que es el momento de someterlas a una cuidadosa clasificación para garantizar la uniformidad en cuanto tamaño y apariencia del producto final.
Este paso separa las hojas de primera calidad de aquellas de menor calidad para que solo las mejores lleguen al consumidor, y se cumpla con los estándares de calidad deseados.
El proceso de clasificación a menudo se realiza de manera manual, con equipos capacitados de trabajadores seleccionando meticulosamente las hojas. Utilizando sus dedos o pinzas especializadas, estos clasificadores separan las hojas de mayor valor, como las agujas de plata y los brotes más tiernos, de las hojas de menor calidad.
Este proceso puede llevarse a cabo en la misma fábrica de producción o en instalaciones especializadas dirigidas por comerciantes con un profundo conocimiento de las preferencias de los consumidores.
Última fase del proceso: Envasado del té blanco
Una vez completadas todas las etapas de producción y clasificación, el té está listo para ser envasado y entregado a mayoristas y profesionales del sector en todo el mundo.
En esta fase final, el té se empaqueta con cuidado para preservar su frescura, aroma y sabor característicos. Dependiendo de las preferencias del fabricante y del consumidor, el té blanco puede ser envasado en una variedad de formatos, desde bolsas selladas al vacío hasta latas de té.
Cada paquete final de té blanco está diseñado para garantizar que llegue a su destino en óptimas condiciones, listo para ser disfrutado.
Conclusión
En resumen, el proceso de elaboración del té blanco es un equilibrio entre tradición y tecnología moderna. Desde la meticulosa selección de las hojas hasta el cuidadoso secado y envasado, cada paso es fundamental para garantizar la calidad y la consistencia del producto final.
El té blanco continúa siendo una variedad caracterizada por su calidad premium en el mundo del té; por lo que conocer en profundidad cómo se elabora el té blanco, no solo enriquece nuestro entendimiento sobre esta bebida, sino que también nos brinda las herramientas necesarias para promover y vender té blanco con confianza y autoridad en el mercado.