El proceso de elaboración del té amarillo destaca por su singularidad, requiriendo un entendimiento técnico detallado, una maestría artesanal excepcional y un trabajo más laborioso en comparación con otras variedades.
El té amarillo es una de las variedades menos comunes y menos comprendidas en la industria del té, representando apenas un 1% de la producción mundial de té. Esta baja incidencia se debe en gran parte a su proceso de elaboración extremadamente único y laborioso, que requiere hasta tres días para completarse, lo que resulta en cantidades limitadas de producción.
Casi exclusivamente producido en China, principalmente en las provincias de Anhui y Hunan, este té comparte similitudes en su proceso de producción con el té verde. Sin embargo, se distingue por una fase adicional que aporta su característico perfil de sabor.
En este artículo nos adentraremos en las etapas clave de cómo se elabora el té amarillo, resaltando las técnicas específicas utilizadas por los maestros del té para crear esta bebida distintiva y apreciada.
Cosecha de té
El proceso de elaboración del té amarillo comienza, al igual que en el resto de variedades, con su recolecta. La recogida de la cosecha suele darse en el mes de marzo, un momento crucial en el que las hojas y los brotes de la planta de té están en su momento óptimo.
En esta etapa, los recolectores experimentados seleccionan meticulosamente las hojas frescas y tiernas, asegurando que cada brote esté en su momento óptimo de maduración. Esta delicada operación garantiza la máxima calidad y frescura del té amarillo, capturando así su distintivo aroma y sabor.
Marchitado al sol
Una vez recolectadas, las hojas de té se someten a un proceso de marchitado controlado mediante la exposición al sol. Durante esta fase crucial, las hojas absorben la luz solar, lo que desencadena una serie de reacciones bioquímicas en su interior.
Este proceso de marchitado es fundamental para preparar las hojas para la siguiente etapa del proceso de elaboración, conocida como fijación.
La duración y la intensidad del marchitado son cuidadosamente controladas por los productores de té para garantizar la calidad y la consistencia del producto final.
Fijación
La fijación, al igual que en la fabricación del té verde, es una fase fundamental en el proceso de elaboración del té amarillo. En ésta, las hojas marchitas se someten a altas temperaturas para detener su oxidación, desactivando las enzimas responsables de la misma.
En el caso del té amarillo, la fijación se realiza a través del método chino de fijación sha qing, también conocido como proceso de tostado en sartén. Este paso, que requiere precisión y cuidado, es crucial para preservar los sabores y aromas naturales de las hojas, estableciendo así la base para el distintivo perfil de sabor del té amarillo.
Es importante destacar que, en la mayoría de los casos, los productores suelen realizar esta tarea con cuidado y precisión, manipulando las hojas con las manos para asegurar una distribución uniforme del calor y una fijación adecuada.
En determinados casos, tras este tipo de fijación se somete a las hojas de té a vapor, para promover su siguiente paso de semi-fermentación. Sin embargo, esta fase de la producción será o no realizada dependiendo del tiempo de marchitado al que el té haya sido sometido.
Enrollado
Después de la fijación, las hojas se enrollan hábilmente para liberar sus sabores y aromas. Este proceso de enrollado, realizado con precisión y cuidado, contribuye a la complejidad y la profundidad del perfil de sabor del té amarillo.
Fermentación no enzimática
Durante este proceso, las hojas se apilan y se cubren con lo que se denomina “Cow Skin Paper”, una especie de material de cuero, para mantener una humedad y temperatura adecuadas. Esto crea un ambiente propicio para que las hojas suden, lo que resulta en una semi-fermentación o fermentación no enzimática.
La sudoración contribuye a desarrollar los sabores y aromas característicos del té amarillo, así como a su suavidad y dulzura distintivas. Este proceso, conocido como «men huan» en China, permite que los sabores se intensifiquen y se concentren, creando una experiencia sensorial única.
Este procedimiento se repite en varias ocasiones, a menudo durante horas cada vez, permitiendo que el té alcance su punto deseado de fermentación. Así, puede prolongarse durante varios días hasta alcanzar la calidad y el sabor ideales.
Secado
Después de haber pasado por las etapas anteriores, las hojas de té se someten a un proceso meticuloso de secado, divididas en pequeños lotes.
Este paso es esencial para preservar la frescura y la calidad del té. Un secado adecuado garantiza que las hojas no sufran una sobreoxidación, lo que podría comprometer su sabor y aroma.
Además, contribuye a mantener la integridad del té, asegurando una experiencia sensorial óptima para quienes lo disfruten. Este cuidadoso proceso de secado se lleva a cabo con precisión para lograr un producto final de alta calidad y consistencia.
Clasificación y envasado
Después de completar las etapas de procesamiento, el té se somete a un proceso de clasificación para asegurar su calidad y uniformidad.
Durante este proceso, se seleccionan y separan las hojas según su tamaño, forma y calidad. Esto garantiza que cada lote de té mantenga los estándares de calidad deseados y la consistencia en su sabor y aroma.
Una vez clasificado, el té se envasa cuidadosamente para su distribución. El envasado se realiza creando pequeños lotes, debido a la atención requerida en el proceso, de manera que preserve la frescura y la calidad del té durante su almacenamiento y transporte.
Se utilizan materiales de envasado adecuados que protegen el té de la humedad, la luz y el aire, elementos que podrían afectar su sabor y frescura. De esta manera, se garantiza que el té llegue en óptimas condiciones, listo para ser disfrutado en su máximo esplendor.
Té amarillo, sinónimo de exclusividad
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Conclusion
Esta exclusividad en el proceso de producción, así como el hecho de que la oferta disponible sea menor que la demanda del mercado, hacen del té amarillo una rareza preciada y deseada por aquellos que buscan una experiencia única y excepcional.
En resumen, el proceso de producción del té amarillo es una combinación de habilidad técnica, experiencia artesanal y cuidado meticuloso. Para los profesionales del sector del té, entender estas etapas y técnicas es clave para valorar y transmitir la singularidad de esta variedad de té amarillo a sus clientes.